El valor de la concienciación
La concienciación es el proceso mediante el cual las personas son estimuladas y animadas a explorar su realidad y su conciencia, de forma que la comprensión de la realidad y de su propia conciencia es cada vez más profunda y comienza a comprometerse como praxis.
Partiendo de esta sencilla definición, la concienciación en materia de cumplimiento normativo se convierte en la principal herramienta de prevención del incumplimiento normativo.
Hasta tal punto que un programa de compliance, por sólido y completo que sea, no resultará eficaz sin un plan de acción que ponga el foco en la transmisión de los mensajes adecuados a todos los integrantes de la organización.
Un modelo de compliance que aspire a la eficacia deberá orientarse a la puesta a disposición de empleados y directivos de las pautas y modelos de comportamiento que hagan posible su conocimiento, su concienciación y su cumplimiento.
La formación como proceso
El proceso de una estrategia de formación en materia de compliance deberá aspirar a lograr mucho más que la simple transmisión de conocimiento, ideas o conceptos.
Es absolutamente esencial que el proceso formativo de empleados y directivos venga inspirado por los líderes de la organización desde el compromiso con la integridad y materializado por el profesional que ha desarrollado el compliance desde el principio de algo tan sencillo como hacer siempre lo correcto ante cualquier situación que pueda plantearse en el día a día.
La formación, pues, se convierte en el punto de partida para lograr la concienciación de todos los integrantes de la organización.
Qué duda cabe que la formación presencial es, en principio, la más efectiva. Sin embargo, el profesional responsable de la implementación de un programa de compliance deberá valorar la viabilidad de una formación presencial eficaz cuando, como sucede frecuentemente, no es posible que la empresa concentre a toda su plantilla en unidad de acto o, simplemente, no disponga del tiempo suficiente para destinarlo a la formación de sus empleados.
La alternativa es la formación e-learning.
Este tipo de formación, pese a ser considerada como un arte menor, no merecería ser denostado pues aporta importantes ventajas que no serían posibles en una formación presencial. En efecto, y por citar algunas de ellas, es personalizada ya que se enfoca a cada empleado en función de sus particulares actividades de riesgo; es completa en tanto que se aplica a todas las posibles conductas delictivas que podrían ser cometidas por el empleado; es flexible en tanto que no se sujeta a un horario predeterminado; es progresiva en la medida en que el alumno avanza según los módulos que le son aplicables y es universal al garantizar que toda la plantilla – actual o futura – tiene acceso a ella.
La concienciación como objetivo
La concienciación es el resultado de un buen programa de formación y sólo podrá afirmarse que se ha logrado cuando todos los integrantes de la organización toman conciencia del grado de exposición al riesgo al que están sometidos a diario de ser autores de un delito e interioricen la importancia y la necesidad de mantener un comportamiento ético, de buenas prácticas y de cumplimiento normativo.