El mundo empresarial, nunca como hasta ahora, ha tenido a su disposición tantas herramientas de management que le faciliten en tiempo real toda la información que precisa.
Una de las características más relevantes de las nuevas tecnologías es que son accesibles para cualquier empresa. Hoy, empresas de reducida dimensión tienen a su disposición por un precio razonable tecnologías como el ERP, el CRM, el Power Business Inteligent, el Power Automate, el RPA, Business processes, intranet, big data y todo un ecosistema tecnológico.
Nadie pone en duda que la transformación tecnológica es hoy una necesidad. La pregunta clave es ¿puede la tecnología sustituir a las personas?
Los activos de la empresa son importantes, como lo es la tecnología; pero lo realmente relevante y lo que marca la diferencia es la intervención de las personas.
Bienvenido sea el nuevo management que contempla la dimensión humana y que pone el foco en las personas hasta considerarlas como el mayor activo de la empresa y situarlas en el centro de toda organización.
El valor de la cultura corporativa.
El nuevo management se enfoca a las personas y a su capacidad para realizar aportaciones de valor que nunca podrán realizar las tecnologías.
- Personas como la suma de capacidades.
- Personas como estrategias.
- Personas como visión de un propósito común.
- Personas como base del aprendizaje dirigido al propósito.
La aportación de las personas, más allá de compartir principios y objetivos, es crear valor a la cultura corporativa.
Si entendemos que cultura corporativa es el conjunto de normas, valores, principios, creencias, acciones, pensamientos y sentimientos que son compartidos por los integrantes de una empresa, podemos afirmar que el valor de las personas se cuece en y para la cultura corporativa.
La propuesta de valor del cumplimiento normativo.
La denominada regulación auto-regulada, tan de moda de un tiempo a esta parte, pone de manifiesto dos cosas:
- El empresario está sometido a una cascada permanente de normas, obligaciones y amenazas por su incumplimiento.
- El empresario que lea cada día el BOE no dispondrá de tiempo para ejercer de empresario.
Es en este cotidiano escenario del cumplimiento normativo que el abogado proactivo tiene una gran misión: empoderar a la compañía sobre el valor de establecer políticas de cumplimiento normativo que, más allá de evitar sanciones, generen cultura corporativa.
El papel del abogado en la aportación de cultura corporativa.
Somos partidarios de pensar que el valor del abogado de empresa es su capacidad de detectar – antes de que lo pida la empresa – qué es lo que no tiene que debería tener y dar respuestas que aporten valor.
La capacidad técnica del profesional para dar respuestas se da por supuesta. La diferencia entre el abogado reactivo y el proactivo se encuentra en que el primero espera a que la empresa señale una necesidad y actúa cuando es solicitado y el proactivo la detecta antes que nadie y propone respuestas antes de ser solicitado.
El abogado de empresa de los tiempos actuales deberá romper con sus cómodas inercias y poner al cliente en el centro.
Su principal objetivo es desaprender la manera en que ha venido ejerciendo su profesión y aprender que debe abandonar las cómodas inercias del pasado.
Ya tenemos dicho en Newsletters anteriores que la profesión de abogado está siendo objeto de una transformación radical. El abogado que aspira a crecer es aquel que es fundamentalmente proactivo, que conecta con el negocio de su cliente, que camina un paso por delante de sus conflictos y desafíos y que ayuda a crecer a su cliente. Una manera de hacerlo es aportar cultura corporativa.
Este tipo de abogado nunca será considerado por el volumen de sus facturas, como sucede con cualquier coste. Al contrario, se convierte en un activo diferencial para la empresa.
Lo que el compliance aporta a la cultura corporativa.
El compliance ha de ser entendido por el abogado como una excelente herramienta que se inspira desde la proactividad y de la determinación de ayudar al cliente en la consolidación de la cultura corporativa.
A nivel interno, la cultura corporativa provoca sentido de pertenencia de todos los integrantes de la empresa lo que aporta compromiso, motivación y retención de talento.
A nivel externo, promueve la transmisión a los stakeholders de la personalidad de la compañía y su manera de hacer las cosas, lo que aporta confianza y un elemento diferenciador.
Animamos al abogado de nuestro tiempo a que se empodere del concepto de Compliance y transmita al empresario – un paso por delante y desde su iniciativa personal – el valor de un modelo de Compliance.